La historia de la TO y su relación con las actividades ha variado durante el tiempo. El análisis de actividad, es un resumen y razonamiento de la realización de una actividad, sus necesidades y las habilidades que contempla, siendo una adecuada herramienta para identificar qué actividad es la más adecuada para una situación determinada en una persona en particular.
Sus principales características serán:
- Tener un objetivo
- Ser significativas
- Ser funcionales
- Reflejar los roles del individuo
- Tomar en cuenta valores e intereses
- Ser graduable y adaptable en el tipo de material, contextos, ritmos, tiempos, pausas y habilidades
En un comienzo, la ergoterapia procuraba reflejar valores, motivaciones e intereses de los usuarios, velando también por los beneficios motores y conductuales que en la persona causaba.
Entre 1930 y 1940, el análisis de las ergoterapias y actividades realizadas por terapia ocupacional, se vuelven el centro de la intervención, siendo indicadas como medicamentos para “tipos de usuarios” y olvidando la individualidad de estos mismos.
En 1948, Gilbreth realiza los primeros análisis biomecánicos de una ergoterapia, los cuales aplicó en soldados lesionados de la 1ª Guerra Mundial.
Entre 1940 y 1960, nacerán los análisis basados en la ejecución funcional de una actividad y, en la rehabilitación y reinserción de la persona a su vida cotidiana. En 1980, finalmente se incluye la actividad como medio terapéutico.
Tras la 2ª Guerra Mundial los análisis de actividad nuevamente se centran en el movimiento y la función de la persona, realizándose interpretaciones del comportamiento del usuario.
El análisis en la actividad nos permite, a través de sus distintos enfoques de estudio, sean biomecánicos, funcionales, ambientales entre otros; identificar la mejor actividad para nuestro usuario, considerando sus habilidades y déficit actuales.
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